En una sociedad llena de prisas, cosas que hacer, cosas que deshacer y cosas que no podemos hacer ni deshacer, es habitual que se pongan en marcha mecanismos de adaptación al entorno. Uno de ellos es la tensión arterial, que en muchas ocasiones funciona como una alerta de que algo no está yendo por el camino correcto.
Valores de la presión arterial
Todos sabemos que existen tres valores principales de los niveles de tensión arterial. Sabemos que lo bueno sería tener los valores que se califican como medios, pero no siempre se mantienen así y en muchas ocasiones no sabemos mucho más, salvo que debemos comer poca sal si la tenemos alta.
La tensión o presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre bombeada por el corazón, en las paredes de las arterias. Dentro de ese concepto existen dos valores distintos. Las comúnmente denominadas “alta” y “baja”. Cuando se nos efectúa una medición de la tensión arterial, el valor que se asigna a la “alta” o sistólica hace referencia a la fuerza con la que el corazón expulsa la sangre. El valor de la “baja” o diastólica se refiere a la fuerza con la que el corazón se expande de nuevo para llenarse de sangre.
Dentro de esos valores de alta o sistólica y baja o diastólica, si ambos superan unas cifras de referencia que son 140 milímetros de mercurio (mm Hg) para la primera y 90 mm Hg para la segunda se considera que la tensión arterial en conjunto está alta. Si los valores son menores de 100 mm Hg y 60 mm Hg se considera que la tensión arterial en conjunto está baja. Debemos recordar que habitualmente se elimina de la lectura la última cifra, siendo lo corriente hablar de una tensión arterial de 12/7 en lugar de 120/70.
Pero hay otro valor de la tensión arterial en el que no se guarda una relación entre la cifra sistólica y la diastólica (la diastólica debería ser la mitad mas uno o mas dos de la sistólica). En esos casos hablamos de tensión descompensada y podemos encontrarnos valores como 140/60 mmHg.
Arterias, líquidos y sistema nervioso
Cuando nos encontramos ante una tensión arterial alta, en gran parte de las ocasiones es debido a un estado nervioso. En estados de alerta, el sistema nervioso entra en una fase de simpaticotonía, se aceleran los latidos del corazón para que el organismo tenga una mayor oxigenación y consecuentemente mayor capacidad de reacción.
Como decíamos al principio del artículo, muchas veces en la sociedad nos encontramos excesivamente nerviosos y preocupados, por lo que ese mecanismo de alerta se pone en funcionamiento.
La recomendación primera que se suele hacer en estos casos es la disminución de la ingesta de sal. Con ello conseguiremos que la retención de líquidos en el organismo sea menor y que el corazón tenga que hacer menos esfuerzo para bombear la sangre, pero si el núcleo del problema es nervioso, deberemos controlar ese punto, ya que es lo que está provocando el problema.
Situación opuesta se da con la tensión arterial baja. El sistema nervioso entra en vagotonía (puede ser también como consecuencia de un estrés mantenido) para defenderse.
En los casos de tensión descompensada, hay que evaluar cuál de los dos parámetros está desequilibrado (el referente a la sistólica o a la diastólica). Recordemos que la primera hace referencia a la fuerza con la que el corazón expulsa la sangre hacia las arterias, por lo que podemos estar ante un exceso de líquidos orgánicos que provoca que se necesite más fuerza para bombear.
En el caso de la diastólica debemos vigilar la resistencia y elasticidad de las arterias, ya que si éstas pierden tonicidad se desajusta este segundo parámetro. Obviamente, en ambos casos sigue siendo necesario evaluar el sistema nervioso.
Remedio naturales para una presión arterial normal
Siempre teniendo en cuenta que el problema de fondo es habitualmente nervioso, las técnicas naturales nos surten de productos para equilibrar la tensión arterial y el sistema nervioso.
Para casos de tensión alta contamos con el Ajo (Allium Sativum) que podemos encontrar en perlas (no es igual de efectivo cuando se cocina ya que el calor elimina su aceite esencial) y que además se muestra como fluidificante sanguíneo.
Está contraindicado en hipotiroidismo, hemorragias activas –pre y post operatorio-, trombocitipenia, tratamientos con anticoagulantes y embarazo y lactancia.
El Espino Blanco (Crataegus Oxyacantha) que mejora la circulación coronaria, regula la tensión arterial y es ligeramente diurético. Está contraindicado en tratamientos con cardiotónicos o benzodiacepinas.
El Olivo (Olea Europea), vasodilatador periférico, coronariodilatador y antiarrítmico, contraindicado como colagogo en obstrucción de vías biliares.
Homeopatía para la presión arterial
En homeopatía contamos con Sulphur en casos de hipertensión metabólica en un sujeto caluroso, Nux Vomica en una persona nerviosa, irritable y perfeccionista, Ignatia Amara en casos de hipertensión que aumenta visiblemente con los nervios junto con la glucosa y el colesterol, Lachesis en casos de hipertensión por menopausia, Aconitum Napellus si hay una crisis aguda de hipertensión con calor en la cabeza y gran inquietud o Glonoinum si existe un latido perceptible de la carótida.
Para casos de hipotensión, contamos con plantas estimulantes como el Ginseng (Panax Ginseng) o el Eleuterococo (Eleuterococcus Senticosus), contraindicados en hipertensión, taquicardias, insomnio, fiebre y tratamientos con antidepresivos. Guaraná (Paullinia Cupana) contraindicado en ansiedad, hipertensión, arritmias, taquicardias, gastritis y colon irritable.
En homeopatía debemos guiarnos más por lo constitucional, ya que a nivel sintomático no existe mucha efectividad, pero se podría evaluar China, Selenium, Sepia, Acidum Phosphoricum y Kalium Phosphoricum.
Para los casos de tensión descompensada es necesario individualizar el caso dependiendo de los valores de medición así como de la constitución física y mental de la persona.
No debemos olvidar que la tensión arterial está regulada por el sistema nervioso central. Ante diversas situaciones que presenta la vida, en algunas ocasiones decidimos ir hacia delante, se activa el sistema nervioso simpático como en cualquier caso de alerta, y ello puede derivar en una hipertensión.
En otros casos, por el contrario, preferimos hacer una retirada o una huida y se activa el sistema nervioso parasimpático, por lo que nos encontraremos ante una hipotensión.
Ambas son expresiones de la manera de enfocar las situaciones de la vida, y desde las técnicas naturales, los profesionales debemos tenerlo muy en cuenta, ya que nos encontramos ante una forma de ser y de actuar que está dando una serie de síntomas y que puede ser la puerta a otros distintos tipos de dolencias o enfermedades.
Propiedades, indicaciones y contraindicaciones de las plantas extraídas de: Fitoterapia. Vademécum de Prescripción. Ed Masson. Colaboración de Colegio Oficial de Farmacéuticos de Bizcaia y Asociación Española de Médicos Naturistas.